Antecedentes

Procesos participativos

Las instituciones públicas y privadas de todo el mundo han comenzado a darse cuenta de la importancia de la participación pública. Los procesos participativos incluyen ciudadanos, como tales, o sólo representantes de asociaciones o grupos organizados para una variedad de propósitos, procesos y decisiones. Un proceso participativo típico ofrece apoyo de facilitación a la población local (como aldeas, comunidades, grupos de interés, asociaciones, etc.) en función de la demanda y los ayuda a lograr que sus intereses estén representados. Por ejemplo, lograr que la planificación y la acción a nivel de base se integren en los enfoques de planificación local y regional. Esto conduce a una forma de desarrollo más sostenible y mejor coordinada. Además de esta integración vertical, los procesos participativos también intentan mejorar la integración horizontal, es decir, la colaboración de diferentes agencias, organizaciones sectoriales y diferentes grupos de partes interesadas dentro de una región.

La participación pública también se menciona a menudo entre los instrumentos de procedimiento de los formuladores de políticas al dar forma a las políticas (Howlett, 2011). Es decir, en lugar de definir ellos mismos todo el contenido, los responsables políticos pueden optar por someter algunos aspectos del mismo a un procedimiento en el que los ciudadanos participen en el proceso de diseño. La participación pública es, por lo tanto, una herramienta de procedimiento que permite a los formuladores de políticas incluir nuevos actores (es decir, ciudadanos) en una red de políticas y confiarles algunas tareas relacionadas con el diseño.

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